Tal como podíamos esperarlo, el régimen de los mullah ha negado de abrir las puertas de sus fábricas nuclearias. Tales puertas cerradas son generadoras de propagandas. Teherán disfruta ampliamente de la situación y está encantado de las elucubraciones del Instituto de la ciencia y la seguridad internacional (Isis) que evoca los progresos substanciales de las centrifugadoras iranís basándose sobre datos del penúltimo reporte de la AIEA ¡Este reporte mismo fue alimentado de hipótesis basadas sobre un despacho de Reuters cuya fuente fue el responsable del programa nucleario iraní!

Así sin una voluntad de los mullah, no hubieran rumores sobre sus capacidades nuclearias: a falta de nuevos rumores, relanzan por si-mismos los debates anunciando instalaciones masivas de nuevas centrifugadoras.

El misterio, su culto y su amplificación son unos elementos centrales del programa nucleario iraní. El régimen de los mullah emplea el mismo método a propósito de las intenciones (misteriosas) del Hezbollah o de su presupuesta potencia. La especialidad del régimen de los mullah es la amenaza. Este régimen utiliza el misterio anxiogeno de su programa nucleario para intimidar a sus interlocutores y obtener en cambio de la promesa vaga de su suspensión garantías de seguridad para sí-mismo y sus aliados (Siria, el Hezbollah y el Hamas).

Esto es el nudo gordiano de la crisis iraní porque Teherán espera obtener garantías de parte de los americanos y no de las Seis grandes potencias quienes le propusieron esas mismas garantías además de una importante cooperación comerciali. Los mullah prefieren un acuerdo statu-quo con la híper-potencia americana y los otros miembros de las Seis ven en este acuerdo unilateral un peligro para sus intereses vitales en Irán, intereses petroleros o comerciales garantizados específicamente por los mullah.

El grupo de las Seis no es un pack romano unido, sino una olla a presión a punto de explotar y en donde cada uno es el competidor de las otras… Las Seis siguen siendo agrupados para vigilarse y finalmente su único consenso es su comuna hostilidad a une manera fuerte con el Irán, lo que podría fragilizar el régimen que corteja.

La declaración de Sean McCormack, el portavoz del departamento de Estado ilustra perfectamente esa situación de la Seis y las pocas opciones a su disposición frente a los mullah: “¡Las Seis se reunirán viernes en Washington para discutir de los nuevos medios para convencer el Irán de renunciar a su programa de enriquecimiento nucleario!” Todo el contenido del reporte ya es olvidado.

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